River Plate, jugado en Guayaquil, y generó una inmediata respuesta del ente rector del fútbol sudamericano.
El episodio ocurrió el pasado 15 de mayo, en el duelo entre Barcelona y River Plate, donde el cuadro ecuatoriano cayó por 2-3 en el Estadio Monumental de Guayaquil. En ese partido, Segundo Castillo vistió un traje con estampado de leopardo, cuya apariencia ya había generado interés en partidos previos, pero que en esta ocasión incluyó una insignia redonda sobre la solapa.
Dicho emblema resultó ser parte de una estrategia publicitaria en conjunto con una compañía de loterías nacional. La acción, según constató la Conmebol, no fue comunicada ni autorizada previamente, lo que activó la revisión del caso por parte del comité disciplinario del organismo.

En la resolución emitida este miércoles, la Conmebol afirmó que se trató de una violación directa al reglamento, bajo el concepto de “marketing de emboscada”. Esta figura hace referencia a la asociación comercial indebida de una marca o persona con un evento oficial sin contar con la aprobación correspondiente.
El manual de la Copa Libertadores es explícito en prohibir “cualquier intento por parte de una entidad, marca o persona no autorizada, de obtener una asociación indebida de sus productos o servicios o de su imagen comercial con cualquier torneo organizado por la Conmebol”.
Como parte de la sanción, la multa que bordea los 50 000 dólares, no será abonado directamente por Castillo, sino que será descontado de los ingresos que recibe el club por concepto de derechos de televisión por su participación en el torneo. Barcelona SC finalizó último en el grupo B, que compartió con Universitario de Deportes, y quedó eliminado del certamen.

Hasta el momento, ni el club, ni el entrenador se han pronunciado públicamente sobre la sanción. Se espera que en las próximas horas exista un pronunciamiento oficial por parte de Barcelona o su departamento jurídico. Segundo Castillo había ganado notoriedad en las últimas semanas debido a los trajes llamativos que utilizaba durante los partidos.
Esta situación, lejos de quedar como una anécdota de estilo personal, terminó derivando en un problema regulatorio y económico para su club. La Conmebol ha insistido en los últimos años en proteger rigurosamente los derechos comerciales de sus competiciones.
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